A finales de septiembre regresé a la tierruca para disfrutar de la berrea con mi tío y un amigo en un rincón privilegiado de Alto Campóo.
Ciervo rojo
Desgraciadamente el pronóstico meteorológico para aquel día no era nada alentador, y ya desde antes del amanecer vimos como se nos echaba la niebla.
Las voces de los ciervos resonaban en el silencioso valle, y comenzamos a avistar los primeros ejemplares, aunque a una distancia considerable...
Ciervos rojos
Pronto comenzamos a ascender para rodear la zona y pillarles bien de cerca, pero cuando hicimos cima la niebla se volvió tan densa que a penas dejaba ver.
Ciervos rojos
La niebla no tardó en ser acompañada por lluvia, y dando por fracasada la jornada de berrea decidimos bajar de nuevo para refugiarnos del mal tiempo, acompañados por unas cuantas vacas tudancas que tenían el mismo objetivo.
Vacas tudancas
Y claro, con toda esta humedad las salamandras estaban como locas, y nos cruzamos con varias por el camino a lo largo de la mañana.
Salamandras comunes
El viento, además de helador, fue ganando una fuerza huracanada, y la débil lluvia rápidamente pasó a convertirse en un tremendo diluvio.
Afortunadamente nos topamos con una cabaña en la que encontramos refugio y donde nos hicimos un buen fuego, y tranquilamente, al calor de la leña, nos comimos de buena gana el bocadillo, la empanada y la tortilla.
Este día de berrea puede no haber sido tan memorable como el de hace dos años, pero cosas como el paisaje, la fauna vista, lo de la cabaña o la misma compañía lo van a hacer igualmente difícil de olvidar.
Y para terminar la lluvia nos mostró su mejor cara con este precioso arcoiris.
"Menos mal" que la lluvia os chafó la salida, que si no...
ResponderEliminarA mí me gustan las fotos, desde luego. Debía de dar un poco de miedo ir por el campo, la niebla y sin saber de dónde veían esos ruidos que era la berrea de los ciervos, je, je.
Jaja, bah no creas, la niebla en realidad le dio un toque mágico al asunto, de miedo nada, todo lo contrario. Aunque los berridos sí que calaban más hondo, la verdad jaja.
EliminarSaludos
Alberto, "no hay mal que por bien no venga" la niebla y la lluvia dio paso a una jornada de compañerismo donde seguro mas de una anecdota contasteis, otra manera de sentirse vivo.
ResponderEliminarSaludos.
Lolo
Cierto Lolo, además del monte también están los compañeros, que son un buen remedio ante las jornadas poco fructíferas, jeje.
EliminarSaludos
Menudos ejemplares, a veces un "fracaso" se recuerda con más cariño que otro día lleno de bichos.
ResponderEliminarSi, jaja, lo que nos mojamos va a ser difícil de olvidar XD
EliminarSaludos