El pasado 21 de agosto, Costa Quebrada organizó una salida nocturna al intermareal de la Arnía. Durante la noche los animales de estos ambientes se vuelven más confiados, y además es posible descubrir a algunos de sus habitantes de costumbres más reservadas.
Comenzamos en la playa de la Arnía, donde la visión de la costa bañada por la luz de la Luna era espectacular. Otra ventaja más de venir por la noche.
Las lapas vulgares fueron las protagonistas de este sector, y nuestros "guías" nos contaron varias curiosidades a cerca de la biología de estos moluscos.
Lapas vulgares
Nos propusieron encontrar alguna de las más raras lapas punteadas, y tras un rato de búsqueda conseguimos encontrar hasta tres ejemplares.
Lapa punteada
Había bastantes caracolillos de por medio...
Caracolillos
También vimos muchísimas de las conocidas bellotas de mar.
Hasta ahora yo siempre había pensado que eran parientes de las lapas, pero resulta que son crustáceos, como las gambas, que en las primeras etapas de su vida sufren una extraordinaria metamorfosis.
Bellotas de mar
También encontramos una estrella de mar fuera del agua y parcialmente enterrada en arena, donde seguramente moriría, de modo que la recogimos en la bandeja de muestras para soltarla más tarde en el intermareal...
Estrella de mar
De modo que finalmente bajamos al famoso intermareal, dispuestos a explorar cada una de las espectaculares pozas que se forman aquí al bajar la marea.
Buscando en una de las pozas...
En el intermareal se diferencian tres niveles. El nivel superior es el que menos tiempo pasa a lo largo del día cubierto por el mar, de modo que aquí habitan los animales mejor adaptados para la vida a escasa profundidad. Tal es el caso de los cangrejos, como las mulatas y los cámbaros. Ambas especies se diferencian bien por la forma de su caparazón, cuadrado en el caso de las primeras y más redondeado en los segundos (en las siguientes dos fotos se ve claro).
Mulata
Cámbaro
Cámbaros (los grandes) y mulatas (las pequeñas)
También encontramos algunos mazurcanos, identificables por las vellosidades en las patas de algunos ejemplares y, sobretodo, por el gran tamaño de sus pinzas.
Mazurcano
El nivel litoral medio ya es otro mundo. Aquí la profundidad de las pozas es mayor y abundan las algas calcáreas, como las hojas de piedra y los cerebritos, las cuales pueden llegar a formar estructuras tipo arrecife.
Hoja de piedra
Cerebritos
En estos "mini-arrecifes" abundan las quisquillas o también llamadas esquilas.
Esquila
Aquí encontramos una simpática estrella de capitán, bastante pequeña en comparación con su prima mayor la estrella de mar.
Estrella de capitán
Estrella de mar y estrella de capitán
Los realmente abundantes eran los erizos de mar, que literalmente tapizaban el fondo de cada una de las pozas y canales del intermareal.
Erizos de mar
Hay dos peces muy bien adaptados a este peculiar ecosistema, los blenios y los gobios, siendo estos últimos los que mejor se dejaron ver...
Gobios
El intermareal cumple la función de "guardería" para los alevines de numerosas especies, que crecen aquí a salvo de los peligros de mar abierto.
Entre otros, encontramos alevines de sulas, sargos y mújoles. Éstos últimos son fácilmente reconocibles porque tienen la rara costumbre de nadar con la cola torcida, como podéis ver en la foto, hecho que desaparece con la edad.
Gobio rodeado de sulas
Mújol (alevín) con su característica "cola torcida"
Mugil (jóven)
Otras criaturas curiosas son los tomates de mar. Hay distintas variedades de color para esta especie; aquí encontramos la variedad roja y la verde, pero en otros sitios es posible encontrar la variedad amarilla.
Tomate de mar (variedad roja)
Tomate de mar (variedad verde)
Finalmente alcanzamos el nivel inferior, donde viven las especies más parecidas a las que pueden encontrarse en mar abierto. Un ejemplo son las famosas anémonas, también conocidas como ortigas de mar. Al igual que los tomates de mar, las anémonas también presentan dos variedades de color, la verde y la rosa (aunque los ejemplares rosas de la foto no lo parezcan mucho).
Anémonas/Ortigas de mar (variedad verde)
Anémonas/Ortigas de mar (variedad rosa)
Entre la gran diversidad de algas del lugar había una que llamaba poderosamente nuestra atención, la Cystoseria tamariscifolia. Se trata de un alga parda que cuando está en el agua posee unas espectaculares iridiscencias azules, característica que se desvanece al sacarla de su medio...
Bifurcaria bifurcata (izquierda), Cystoseria tamariscifolia (centro) y Codium tomentosum (derecha)
Aquí encontramos una nécora (con la que hicimos pleno de cangrejos) y una pequeña caracola, que a pesar de su nombre tiene un buen tamaño.
Nécora
Pequeña caracola
Los animales más llamativos habitan en esta parte del intermareal. Uno de ellos es el pulpo, pero el pequeño ejemplar que descubrimos se ocultó en una grieta de donde no hubo manera de hacerlo salir. Otro ser igualmente fascinante y que sí que se dejó ver a placer fue este cabracho; llama la atención su mimetismo que unido al efecto del agua lo hacen casi invisible...
Cabracho
Y para terminar he dejado a las joyas de la corona, literalmente, pues se trata de las anémonas joya. Estas diminutas y verdes anémonas suelen vivir a una profundidad mínima de 10 metros, por lo que es rarísimo y a la vez curioso encontrarlas aquí. Las de la foto son la única colonia que los de Costa Quebrada tienen localizada en todo el intermareal... ¡Un privilegio!
Anémonas joya
Y con ésto finalizó la salida. Como último detalle nos regalaron unas fichas para que podamos identificar a las especies cuando visitemos el intermareal por nuestra cuenta, cosa que habrá que hacer, pues hay un montón de bichos chulos que me muero por ver (chafarrocas, sastres, babosas de mar...).
No podía terminar sin darle las gracias a Olga Pérez, compañera de andanzas de la SEO sin la cual no hubiese podido asistir a este evento.
Y para despedirme una foto de la Luna, causante de las mareas y por ello creadora de este privilegiado ecosistema y de la vida que en él se desarrolla.