Del páramo a la dársena

El domingo 26 fue un día bastante completo, con ruta por el sur de Cantabria y bimbo final en Santander, pero empecemos por el principio. Por la mañana fuimos con el grupo local de SEO-Cantabria al Páramo de la Lora, al cual llegamos desde San Martín de Elines haciendo la ruta de la Peña Camesía.

Ascendiendo al Páramo de la Lora

Durante la subida no faltaron aves como camachuelo, mito, acentor, mosquitero papialbo... y sobretodo mucho mosquitero ibérico y común.

Una vez arriba nos dispusimos a explorar el impresionante y vasto páramo.

Páramo de la Lora

Los primeros en aparecer fueron los alimoches, bastante lejos eso sí, y uno de ellos posaba en una piedra al más puro "estilo cormorán" con las alas extendidas.

Alimoches

Sus primos mayores los buitres leonados se portaron bastante mejor... las rapaces se completaron con ratoneros, calzadas, milanos, gavilanes y un cernícalo. Resulta curioso no haber visto ningún aguilucho por la zona.

Buitres leonados

La densidad de buitres es buena en el lugar porque aquí, en lo que a ganado se refiere, encuentran alimento en abundancia. Nos topamos con varios esqueletos de caballos y de vacas, sirva como testimonio la calavera de la foto.

Lo más común en el páramo fueron las alondras y los bisbitas arbóreos, aunque también observamos pardillos, un bisbita campestre y algunas collalbas grises.

Bisbita campestre

Collalbas grises (pareja)

Collalba gris (macho)

Esporádicamente se dejaron ver tarabillas comunes y gorriones chillones.

Tarabilla común (hembra)

 Antes de regresar nos detuvimos para comer y reponer fuerzas...

Durante el camino de vuelta, con la mayoría de aves ya vistas, nos fijarnos más en los pequeños detalles que nos ofrece la naturaleza y que al principio pasaron un poco desapercibidos, como distintas especies de orquídeas...

Orchis purpurea

Anacamptis morio

Androrchis mascula

Ophrys fusca

Dactylorhiza insularis

...e invertebrados como las peculiares aceiteras (muy presentes a lo largo de todo el día) o la bonita polilla gitana, que encontramos un poco aturdida.

Aceitera

Gitana

Terminada la ruta fuimos a parar a la ermita rupestre de Presillas, donde hasta hace poco se dio la interesante cita reproductora de una pareja de golondrinas dáuricas. No hubo suerte, pero ver la ermita en sí ya mereció la pena...

Ermita rupestre de Presillas

De vuelta en Santander yo tenía pensado acercarme a Raos para intentarlo con el charrán rosado que se había dejado ver en la dársena. Casualmente todos los integrantes de la salida tenían la misma idea para la vuelta, de modo que para allá que fuimos todos, y por eso también lo incluyo en esta entrada.

Dársena de Raos

Tras una minuciosa búsqueda finalmente lo encontramos posado en el casco de un bote. Además de estar lejísimos sólo podíamos verlo cuando el barco giraba un poco y no nos lo tapaba el parabrisas. Las fotos no serán muy buenas, pero os aseguro que con los telescopios se le veía estupendamente.

Charrán rosado

Acabó por levantar el vuelo, pero muy lejos y muy alto, ni siquiera tuvo el detalle de pasar cerca como había hecho el día anterior. Aún así nos valió para apreciar bien las características que lo distinguen: cola larga, pico negro, vientre y patas rosáceas... y un vuelo notablemente más grácil que el de otros charranes.

Finalmente se alejó hasta que lo perdimos de vista.

Charrán rosado

Inmejorable broche final para la salida en grupo, desde luego.

Termino con un grupo de bonitos vuelvepiedras descansando en una barca, y que eclipsados por el raro charrán no recibieron demasiada atención.

Vuelvepiedras