Prosigo con la última de las entradas de nuestras andanzas por Tarifa.
Estrecho de Gibraltar
La mañana del cuarto día volvimos al Observatorio de Algarrobo, donde esta vez al fin pudimos disfrutar de buenos bandos de abejeros.
Abejeros europeos
Y además otro bimbo herpetológico: la lagartija andaluza.
Lagartija andaluza
Más tarde nos plantamos con los telescopios en el puerto de Tarifa para intentar observar algún ave marina. Vimos unas pocas pardelas cenicientas y nada más.
Observando marinas en el puerto de Tarifa
Al atardecer fuimos hasta el Embalse de Celemín en busca de salamanquesas rosadas, una especie que nos había dado esquinazo durante todo el viaje.
Culebrera europea
En su búsqueda nos topamos con este precioso ejemplar juvenil de culebra de herradura, que a pesar de su pequeño tamaño gastaba buena dosis de mala leche.
Culebra de herradura
Y por fin dimos con nuestra primera salamanquesa rosada.
Cuando cayó la noche aparecieron muchas más (todas muy pequeñas),
y llegamos a ver como una gran salamanquesa común hacía presa de una rosada que le pasó corriendo al lado.
Salamanquesas rosadas
Salamanquesa común (izq.) y Salamanquesa rosada (der.)
Salamanquesa común atrapando una Salamanquesa rosada
El día siguiente estuvo ocupado enteramente por el viaje de vuelta a casa, haciendo escala en distintos puntos de interés.
Paramos nuevamente en las Salinas de Bonanza para realizar un último intento con los falaropos. Volvimos a ver gaviotas picofinas, cangrejos violinistas con una actividad frenética y, por supuesto, muchos flamencos.
Gaviotas picofinas
Cangrejos violinistas
Flamencos comunes
Y tras mucho esfuerzo revisando cada una de las tantísimas salinas al fin dimos con los ansiados falaropos.
Pero no eran tres tal y como esperábamos... ¡sino ni más ni menos que seis!
Falaropos picofinos (Fotos: Miguel Rodríguez)
En los baldíos aledaños levantamos varias terreras marismeñas y un par de currucas tomilleras mientras éramos sobrevolados por unas cigüeñas negras.
Cigüeñas negras
Proseguimos el viaje y realizamos nuestra última parada en Alange (Badajoz).
Aquí habíamos quedado con Marc Gálvez y José Guerra, quien tras enseñarnos una collalba negra en pleno pueblo nos llevaron hasta el castillo del lugar, en cuyo entorno podríamos encontrar a nuestro principal objetivo: el vencejo cafre.
Subiendo al castillo de Alange...
Apenas habíamos comenzado la espera cuando ya los teníamos ahí, dejándonos disfrutar de ellos a placer mientras entraban y salían continuamente del nido.
Vencejos cafres
En la bajada detectamos roquero solitario y otra collalba negra.
Roquero solitario
Collalba negra
De nuevo en el pueblo fuimos hasta la zona del río, donde concluimos sumando a la lista el bengalí rojo y el pico de coral.
Embalse y pueblo de Alange; vistas desde el castillo
Y hasta aquí todo.
¡Espero que os haya gustado la crónica!
(Agradecimientos a Alex Colorado, Rafa García, J. María Fernández, Marc Gálvez y José Guerra, sin quien no hubiésemos podido ver prácticamente ninguna de las especies objetivo que llevábamos en mente).
Cádiz nunca defrauda, el problema es cómo organizar el tiempo porque casi hay demasiadas cosas que ver, lo que es de agradecer...
ResponderEliminarLa verdad es que sí, pero bueno, si no da tiempo a verlo todo ya se tiene excusa para volver en otra ocasión y rematar la faena, jejeje.
EliminarSaludos
Bueno al final cayó de todo, solo os falló el moteado. Fantásticas fotos y entrada!!
ResponderEliminarSalu2
Javi
Un buitre moteado y alguna cosilla más y ya hubiese sido la releche jajaja. Gracias Javi!
EliminarSaludos
Pedazo viaje pajareros os disteis, hubo cantidad y calidad.
ResponderEliminarMenuda mala leche tienen las culebras de herradura, se defienden bien las jodías, yo imagino con razón que las historias de "víboras" intentando morder que me cuentan aquí en la sierra son en realidad de esas culebras.
¡Saludos!