Cuarta y última entrega de la crónica del viaje a Marruecos de este 2019. Abandonamos Marrakech de madrugada dirección a la estación de esquí de Oukaïmeden, en plena cordillera del Alto Atlas y Parque Nacional del Tubkal.
Oukaïmeden
Partiendo de una altitud de 2600msnm os podréis imaginar que las protagonistas serían las aves alpinas... Y aunque éstas estrictamente eran dos especies, también podemos incluir a otros pájaros "todoterreno" como la collalba de Seebohm, la perdiz moruna, el colirrojo diademado e incluso el único colirrojo tizón de todo el viaje. El roquero rojo y la collalba negra fueron otros extras.
Oukaïmeden
Collalbas de Seebohm (Oenanthe seebohmi), machos
La vista se nos iba al cielo con frecuencia esperando distinguir la silueta de algún quebrantahuesos, pero a parte de los ruidosos bandos de ambas especies de chovas sólo se dejaron ver busardos moros, un cernícalo y águilas calzadas.
Oukaïmeden
Busardo moro (Buteo rufinus cirtensis)
Pero demos paso a los dos objetivos estrictamente alpinos a los que hacía referencia antes, que no son otros que el camachuelo alirrojo y la alondra cornuda del Atlas. Los números fueron muy bajos (6 ejemplares para cada especie) pero la calidad de las observaciones rozó lo excelente.
Camachuelos alirrojos (Rhodopechys alienus)
Alondra cornuda del Atlas (Eremophila alpestris atlas)
El calor de aquel día no sólo animó a salir a los agobiantes vendedores de fósiles que literalmente nos acosaron a lo largo de toda la jornada. También hizo que los reptiles estuviesen especialmente animados, deleitándonos con las lagartijas andaluzas (Podarcis vaucheri) además de con la endémica lagartija del Tubkal y el carismático gecko diurno del Atlas. ¡Poco más se le podía pedir ya al día!
Poblado del Atlas...
Lagartija del Tubkal (Atlantolacerta andreanskyi)
Gecko diurno del Atlas (Quedenfeldtia trachyblepharus)
Cortejo de Geckos diurnos del Atlas (Quedenfeldtia trachyblepharus) - VÍDEO
Nos pegamos la última gran paliza de coche del viaje conduciendo hasta Temara, cerca ya de Rabat, donde pasamos las dos noches siguientes en unos apartamentos bastante buenos. El día siguiente sería muy tranquilo y tan sólo pajarearíamos por los alrededores, de modo que sin madrugar mucho nos fuimos a dar una vuelta por los alcornocales próximos al Royal Golf de Dar Essalam.
Alcornocal...
Este alcornocal resultó ser una alternativa al Bosque de la Mamora (que visité el año pasado) bastante más gratificante. No en vano aquí finalmente logramos detectar al pito de Levaillant, además de pico picapinos de la subespecie mauritanus, perdiz moruna y un grupillo de jóvenes piquituertos que según el revisor local de eBird debe ser una especie muy rara por esta región del país.
Tampoco faltaron alcotán europeo, bandos de moritos sobrevolando la zona y los omnipresentes pinzones y herrerillos africanos como más destacable.
Pico picapinos (Dendrocopos major mauritanus)
Piquituerto común (Loxia curvirostra poliogyna), joven
Otros clásicos de estos alcornocales costeros son la tortuga mora y la lagartija colirroja lineomaculatus. Dos grandes opuestos en cuanto a velocidad se refiere.
Tortuga mora (Testudo graeca)
Lagartija colirroja (Acanthodactylus lineomaculatus)
Se acercaba la tarde y con ello el momento de probar suerte con uno de los grandes tesoros ornitológicos del país: el búho moro. Debido a la desagradable experiencia del año pasado en la Merja Zerga opté por intentarlo esta vez en el otro reducto de la especie en Marruecos, es decir, el Sidi Boughaba (en Kenitra).
Sidi Boughaba
¡Y vaya si mereció la pena! Ya sólo por la variedad de aves acuáticas lo hizo, nada que ver con la castigada y decepcionante Merja Zerga. Flamencos, fochas morunas, más de un centenar de patos colorados y el resto de especies de las fotografías hicieron de esta jornada una de las mejores que he vivido jamás en una laguna. La única pega fue la excesiva masificación de personas del lugar.
Morito común (Plegadis falcinellus)
Fochas morunas (Fulica cristata)
Porrón pardo (Aythya nyroca), macho
Patos colorados (Netta rufina)
Cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris)
Malvasías cabeciblancas (Oxyura leucocephala)
Sidi Boughaba
Calamón común (Porphyrio porphyrio)
Charrancito común (Sternula albifrons)
Mantuvimos posiciones en el "puente" hasta que se hizo completamente de noche, apurando hasta el último momento con la esperanza de que el búho moro emergiese de entre el cañaveral. Sin embargo ésto no sucedió, pero tampoco nos quitó el buen sabor de boca de lo vivido aquella tarde. Al fin y al cabo todavía nos quedaba otra oportunidad al día siguiente, de modo que con el canto de las ranitas meridionales nos despedimos de la zona y regresamos a Temara.
Sidi Boughaba... con las últimas luces
Finalmente llegó nuestro último día de pajareo del viaje, inaugurándolo con un buen madrugón para optar a ver francolín biespolado en una zona de monte mediterráneo varios kilómetros al sur de Temara. Nos plantamos allí con la salida del sol, en un claro donde los machos de francolín deberían salir para exhibirse... ¡Y así fue, levantando una pareja nada más llegar!
El claro de los francolines...
Seguimos aguardando el resto de la mañana para intentar mejorar la calidad de la observación, y aunque tuvimos a un macho cacareando a pocos metros del borde del claro ya no volvió a mostrarse ninguno más. Eso sí, estuvimos bien servidos con tórtolas europeas, oropéndolas, elanios y herrerillos africanos.
Mariví al aguardo del Francolín biespolado (Pternistis bicalcaratus)
Herrerillo africano (Cyanistes teneriffae ultramarinus)
Después de comer abandonamos los apartamentos y nos propusimos reintentarlo con el búho moro, el último de nuestros objetivos. La idea original era volver al Sidi Boughaba, pero por casualidades de la vida Jus Pérez (a quien desde aquí vuelvo a dar las gracias) había estado por la Merja Zerga pocos días antes y me pasó una ubicación exacta en la que había tenido éxito. Muy indeciso por los "pros y contras" de cada alternativa acabé decantándome por este segundo humedal.
Merja Zerga
Llegar hasta el sitio marcado fue un auténtico calvario, un dolor de muelas que rápidamente se disipó cuando esta rapaz nocturna de tonos achocolatados alzó el vuelo sobre la vegetación palustre... ¡Qué privilegio! Cabe recordar que esta joya con alas encuentra en el norte de Marruecos su último refugio de todo el norte de África, siendo ya más abundante en el África subsahariana, y aunque su futuro aquí es muy incierto todavía podría haber esperanzas si el gobierno se espabilase.
Búho moro (Asio capensis)
¡Y aquí termina nuestra aventura! Después de ésto pasamos la noche en Larache, desde donde condujimos hasta el aeropuerto de Tánger al día siguiente.
Podemos concluir que fue un viaje con un índice de éxito altísimo, cargado de bicherío, experiencias, anécdotas y sobre todo muy buen rollo. Nuestro país vecino nunca decepciona... ¡Hasta la próxima Marruecos!
Parte del grupo con varios ganaderos locales en la Merja Zerga
Gracias por visitar el blog.
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