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jueves, 19 de abril de 2018

MARRUECOS 2018 (V/V): Alto Atlas, Bosque de la Mamora y regreso por la costa

Esta vez madrugamos de lo lindo por dos razones principales: evitar el tráfico urbano de Marrakech y aprovechar las horas de menor afluencia de gente en la estación de esquí de Oukaimeden, el destino del día.


Durante la subida principal nos cruzamos con un colirrojo diademado. No veíamos uno desde nuestras andanzas por el Medio Atlas, lo que nos hizo tanta ilusión que paramos el coche y salimos para disfrutarlo como es debido. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que el abrigo nos iba a hacer mucha falta de nuevo.

Colirrojo diademado (Phoenicurus moussieri)

El entorno de Oukaimeden resultó ser un escenario capaz de enamorar a cualquier apasionado de la montaña. Las ganas de empezar a pajarear y también de realizar una ruta alpina en condiciones crecían por momentos... y más con la bienvenida que recibimos por parte de chovas piquigualdas y chovas piquirrojas.




Oukaimeden

Pero la especie alpina que más nos interesaba era el camachuelo alirrojo.
Por lo visto lo normal es que el hecho de encontrar un solo ejemplar ya conllevase un esfuerzo notable, pero nosotros debimos tener suerte y no dejamos de ver estos preciosos pájaros a lo largo de toda la senda que tomamos.

Camachuelos alirrojos (Rhodopechys alienus)

La otra especie típicamente de montaña que buscábamos era la alondra cornuda del Atlas. Ya la habíamos visto previamente en el Lago Aguelmane Sidi Ali, pero en esta ocasión pudimos observarlas mucho más a gusto sin viento ni precipitaciones incomodando. Por su parte, los abundantes colirrojos diademados nos deleitaron con su propio espectáculo de sonido y de color. 

Alondras cornudas del Atlas (Eremophila alpestris)

Colirrojo diademado (Phoenicurus moussieri)

Estas montañas también nos regalaron dos endemismos en forma de reptil y de mariposa: el geco diurno del Atlas y el cardenillo marroquí (respectivamente). Entre las florecillas seguro que también pudimos contar con algún endemismo botánico, pero las tenemos sin identificar aún...

Gecos diurnos del Atlas (Quedenfeldtia trachyblepharus)

Cardenillo marroquí (Tomares mauretanicus

Flores alpinas sin identificar...

Ascendimos hasta donde la nieve nos permitió, un collado de excelentes vistas, para después retomar el camino de vuelta al aparcamiento que por esas horas ya se había masificado de turistas. Y como bien es sabido en sitios como éste, donde hay gente y comida suele haber también chovas.


Foto de equipo

Oukaimeden

Chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus)

Chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax

El resto del día nos lo pasamos conduciendo hasta Temara, donde habíamos reservado noche en un apartamento, pero antes hicimos la parada de rigor en un pinar próximo a Oukaimeden para comer el bocadillo, anotándonos carbonero garrapinos, pinzones de la subespecie africana y un busardo moro.

Busardo moro (Buteo rufinus)

Al día siguiente el madrugón fue aún mayor ya que con el primer rayo de sol queríamos estar en posición para optar a ver el francolín biespolado en una zona de monte mediterráneo varios kilómetros al sur de Temara. Para ello nos introdujimos a pié por una pista que a los 100 metros moría en un claro, lugar más que propicio en el que realizamos la espera. Al rato comenzamos a escuchar el estridente cacareo de un macho de francolín a poca distancia, y cada vez que sonaba lo hacía más cerca del borde del claro. Cuando finalmente decidió asomarse no tardó en vernos y salir volando, seguido poco después por un segundo ejemplar... ¡Nos costó asimilar que acabábamos de ver a una de las especies más complicadas, discretas y desconfiadas de todo Marruecos!


Francolín biespolado (Pternistis bicalcaratus

De allí nos retiramos a un eucaliptal cercano para tomarnos un desayuno improvisado con batidos y galletas. En la lejanía se seguían escuchando multitud de francolines, y mientras tanto nosotros observábamos herrerillos africanos y un pico picapinos de la subespecie mauritanicus.


Pico picapinos norteafricano (Dendrocopos major mauritanicus)

Herrerillo africano (Cyanistes teneriffae)

Aunque la mañana ya había avanzado un poco volvimos de nuevo al claro y antes de bajar del coche observamos algo caminando por la pista. De primeras pensamos que se trataba de una perdiz moruna, especie frecuente por la zona, pero al mirar mejor nos percatamos de que se trataba nuevamente de un francolín biespolado (una hembra a juzgar por la ausencia de espolones). La disfrutamos durante largo rato, pero al bajarnos del coche no tardó en ocultarse entre la vegetación. Y por si no nos hubiésemos quedado a gusto, el macho salió volando silenciosamente de un arbolillo cuando llegamos al claro.

Francolín biespolado (Pternistis bicalcaratus

La siguiente escala la hicimos en el Bosque de la Mamora, el alcornocal más grande del mundo y a su vez uno de los enclaves herpetológicos de referencia del país. Aquí cayeron eslizón costero, una docena de tortugas moras y varias lagartijas "colirrojas". También optábamos a ver bulán, Daboia y otras especialidades, pero tendremos que esperarnos a una próxima visita.

Bosque de la Mamora

Eslizón costero (Chalcides mionecton)

Tortugas moras (Testudo graeca)

Acanthodactylus "lineomaculatus"

Herrerillo africano (Cyanistes teneriffae)

Pinzón vulgar norteafricano (Fringilla coelebs africana)

El resto del día fue lo que peor nos montamos de todo el viaje con diferencia. Acudimos a la Merja Zerga en busca del amenazadísimo búho moro (Asio capensis), ya que éste supone uno de los dos únicos enclaves tanto de Marruecos como del norte de África en los que se reproduce. Por desgracia no logramos hacernos con el número de ningún guía local y el humedal, antaño glorioso, actualmente se encuentra machacado por todas partes. Es por ello que el búho tiene aquí sus días contados, y nosotros ante este cúmulo de infortunios no logramos ver nada. De habernos hecho idea de la magnitud de la situación de la Merja Zerga hubiésemos optado sin duda por el otro enclave, próximo a Kenitra, que es lo que os recomendamos a todos los que os planteéis este viaje.
Lo más productivo fue un paseo por la playa en el que observamos gaviotas de Audouin, charranes y cormoranes grandes de la subespecie maroccanus.

Moulay Bousselham

Gaviotas de Audouin (Ichthyaetus audouinii)

Bulbules naranjeros (Pycnonotus barbatus)

La última noche del viaje la pasamos en Larache, esperando que un recorrido por sus humedales durante la mañana siguiente resultase más gratificante...
¡Y vaya si lo fue! No me liaré mucho ya que este lugar se merecería una entrada propia, pero entre las especies observadas destacan las buscarlas unicolor, espátulas comunes, moritos, canasteras, cigüeñuelas comunes, una polluela sin identificar, garza imperial, águila pescadora, pagazas piconegras y patos colorados, entre otras... ¡Esto sí que es un humedal de verdad!

Larache

Buscarla unicolor (Locustella luscinioides)

Espátulas comunes (Platalea leucorodia)

Cigüeñuelas comunes (Himantopus himantopus)

Águila pescadora (Pandion haliaetus)

Pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica)

Morito común (Plegadis falcinellus)

Pero nuestras intenciones aquí iban más allá, pues todavía teníamos pendiente ver el avión paludícola y por suerte Larache es un paraíso para ellos. Al principio contábamos con verlos volando sobre la lámina de agua, pero no tardamos en percatarnos de que en ese momento estaban todos dando vueltas en torno a su colonia ubicada en unos taludes al lado opuesto de la carretera. Como estaban un poco lejos nos aproximamos sorprendiendo de paso a una pareja de perdices morunas, y por supuesto gozando con estas pequeñas golondrinas de pantano.


Perdiz moruna (Alectoris barbara) jugando al escondite...

Avión paludícola (Riparia paludicola)

Lamentándolo mucho aquí terminaba nuestro viaje, muy satisfechos por habernos anotado 38 de los 42 objetivos marroquíes que podríamos haber visto en función de las fechas y el circuito realizado, además de por la experiencia que supone desenvolverse en una cultura tan diferente a la propia como lo es ésta...
Y como todo llega a su fin, al mediodía devolvimos el coche en la agencia de Tánger y tomamos el ferry que nos devolvió a España.

Estrecho de Gibraltar

No podía terminar sin dar las gracias a mis amigos Alfonso Rodrigo, Nayib Hamdoun, Guillermo Rodríguez y Juanma Domínguez por su indispensable ayuda, sin la cual no podríamos haber realizado este viaje con el mismo éxito...
Tampoco perderé la oportunidad de hacer mención a los autores de los muchos trip reports y blogs de los que hemos obtenido el grueso de la información necesaria para diseñar el recorrido, y por el mismo motivo a los usuarios que comparten sus observaciones en la plataforma eBird.

¡Espero que os haya gustado! ¡Nos vemos!