Parece que mis últimas visitas a Cantabria están condenadas a coincidir con algún temporal de viento y lluvia. No es que no me alegre, pues son precipitaciones muy necesarias, pero acabar con agua hasta el cuello tras una jornada de pajareo no es algo que me entusiasme... aunque el mono siempre me puede.
Colimbo grande (Gavia immer)
Y es este panorama el que condicionó la mañana del sábado, en la que Javi Hernández y yo decidimos darnos una vuelta rápida por Santander en la medida que la meteorología nos permitiese. Comenzamos por Raos, concretamente por el Puerto Deportivo, donde no faltaron somormujos, varios colimbos grandes e incluso un alca común (además de otras cosas, claro).
Somormujo lavanco (Podiceps cristatus)
Colimbo grande (Gavia immer)
Gaviotas reidoras intentando disputarle un cangrejo a un Colimbo grande, VÍDEO (Cámara lenta)
Zampullines cuellinegros (Podiceps nigricollis)
Qué tiempos aquellos en los que ver álcidos en cualquier embarcadero era el pan nuestro de cada día... En los últimos años sin embargo parece que hay que sudar la gota gorda para ver una simple alca, mientras que observar un arao se ha convertido en toda una utopía. ¿Quién lo hubiese dicho, eh?
Alca común (Alca torda)
Ya en la dársena propiamente hablando, lo más interesante fue una hembra de negrón. Otra especie que este año ha pegado un fuerte bajón como invernante. Esperemos que sea algo puntual y no siga el camino de las dos especies previamente citadas.
Dársena de Raos
Negrón común (Melanitta nigra)
De allí nos desplazamos literalmente hasta la punta opuesta de la bahía, en Loredo, donde buscaríamos buenas vistas a la Isla de Santa Marina.
Llegando al lugar nos cruzamos con un faisán y un arrendajo, dos especies poco frecuentes en el marco del estuario.
Faisán vulgar (Phasianus colchicus)
Arrendajo euroasiático (Garrulus glandarius)
Una vez en el sitio comprobamos que mientras el puerto de Santander-Raos supone el enclave de mayor concentración de gaviotas sombrías en la bahía, la mayor de patiamarillas se da aquí, en Santa Marina. Ésto sumado a su posición tan cercana a mar abierto sin duda la convierte en un punto gaviotero muy a tener en cuenta de ahora en adelante...
Isla de Santa Marina
Gaviotas patiamarillas (Larus michahellis)
De ahí retrocedimos hasta Elechas, donde tenemos la punta del oleoducto como punto de observación principal, con la Ensenada de San Bartolomé a un lado y La Junquera al otro. Por desgracia la lluvia y un viento helador a penas nos dio un respiro, privándonos de intentar localizar algún negrón especulado o serreta mediana (fieles otros años pero que éste por el momento no han aparecido).
Nos conformamos con unas garcillas bueyeras.
Garcillas bueyeras (Bubulcus ibis)
Bisbita pratense (Anthus pratensis)
Oleoducto de Elechas
Arcoiris sobre La Junquera
Ya sólo nos daba tiempo a una parada más antes de la hora de comer y elegimos las Marismas Blancas para ello. Allí, entre mucha anátida y mucha más lluvia relocalizamos a la ya famosa hembra de porrón osculado.
Marismas Blancas, Astillero
Porrones moñudos (Aythya fuligula)
Ánade friso (Anas strepera)
Porrón osculado (Bucephala clangula), hembra
Hasta aquí llegué con Javi. Yo sin embargo aproveché un par de horas de la tarde para acercarme al Puerto. Lo encontré muy apagado, a penas sin gaviotas, pero al menos entre ellas permanecía una argéntea de cuarto invierno.
Por lo demás una cópula de halcones peregrinos, un par de cormoranes grandes y un andarríos chico extrayendo lombrices de entre las grietas del muelle... que a saber cómo habrán llegado a parar ahí.
Cormorán grande (Phalacrocorax carbo)
Andarríos chico (Actitis hypoleucos)
Gaviotas sombrías (Larus fuscus) y Gaviota argéntea (Larus argentatus)
Gaviota argéntea (Larus argentatus)
Y nada más que contar...
¡Espero que os haya gustado!
Estas cosucas tengo que verlas pronto.
ResponderEliminarY tan pronto...
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