Llega a su fin otra temporada de salidas nocturnas por el Parque de la Vaca, y por ello ya va siendo hora de resumir cómo se ha dado la cosa este año...
Autillo europeo
Hoy comenzaré con los autillos, una de mis especies favoritas. Nuevamente he seguido la evolución de aquellas parejas que han ocupado cajas nido, y los ejemplares que utilizan alguna clase de posadero antes de entrar en ellas permiten hacer un minucioso estudio de la dieta de estos pequeños búhos.
Autillo con ceba frente a la caja nido
De este modo he podido observar cómo aportaban al nido infinidad de insectos y otros artrópodos, como por ejemplo insectos palo, saltamontes, grillos, escarabajos, chicharras o polillas, siendo estas últimas las más frecuentes.
Autillo con insecto palo (verde)
Autillo con insecto palo (marrón)
Autillo con polilla
Autillo con saltamontes de buen tamaño...
Incluso he tenido la oportunidad de inmortalizar a uno portando un ratón.
Autillo con ratón
La frecuencia de ceba varía según el momento de la noche y la edad de los pollos (de periodos inferiores a dos minutos a otros de esperas muy largas).
Autillo entrando en caja nido
Y claro, con semejante aporte de proteínas los pollos crecen a toda velocidad. Este año he conseguido pillar a un par de volantones fuera del nido a una distancia más que aceptable, donde daba gusto verles siendo alimentados por sus progenitores, algo que podéis ver tanto en foto como en el vídeo.
Autillos europeos (volantones)
Autillos europeos (volantones y adulto con ceba)
Demos ahora paso al resto de los habitantes nocturnos del parque. De entre todos, los erizos son los más tímidos y por ello se merecen una mención especial.
Esta temporada he tenido menos encuentros con ellos que en otras anteriores...
Erizos europeos
En una entrada de este parque no podían faltar los sapos parteros, abundantísimos y muy fáciles de escuchar, pero no de encontrar.
Para ello se requiere sigilo, atención... ¡y tener cuidado de dónde se pisa!
Sapos parteros comunes
La charca para anfibios está exuberante este año... Las plantas acuáticas crecen a una velocidad increíble y con el tiempo este pequeño ecosistema va ganando calidad como consecuencia directa de ello.
Un ejemplo es el tritón palmeado, especie ausente en un principio pero que hoy en día resulta un habitual en la charca, reproduciéndose con gran éxito en ella.
Tritones palmeados
Los invertebrados también pueden llegar a dar muchísimo juego. Una noche tuve la suerte de acercarme a la charca justo en un momento en el que todas las larvas de libélula salían del agua al mismo tiempo, abandonando su viejo exoesqueleto de vida acuática para convertirse en veloces maestras del aire.
Aeshna sp. o Anax sp.
Se distinguían dos especies diferentes, unas del género Aeshna o Anax (las de las fotos de arriba) y otras más pequeñas del género Sympetrum (abajo).
Sympetrum sp.
Exoesqueletos vacíos...
La "fiesta" no termina hasta que llegas a casa, como aquella vez que volviendo de ver autillos me encontré (plantada en medio del telefonillo de mi portal) una esfinge meridional del pino (Sphinx maurorum).
Esfinge meridional del pino
Y nada más que decir... Sólo espero seguir disfrutando de noches veraniegas como éstas por muchos años más, agradeciendo vivir junto a este parque urbano que me da tantas alegrías... ¡Espero que os haya gustado!
Autillo europeo y caja nido