El Parque de la Vaca acoge a diferentes joyas animales, y cada vez son más, como los mochuelos y los tritones palmeados que este año se han unido al "vecindario". Sin embargo hay tres especies que tienen un valor especial para mí, pues hacen que las noches de verano por el parque sean eso, mágicas.
Sapo partero común
Comienzo con el sapo partero. Siempre han estado en el parque, pero ésta es ya su segunda temporada de cría desde que se les construyó la charca para anfibios, con lo que ahora les va mejor que nunca en cuanto a éxito reproductor, gozando de la compañía de tritones palmeados y la protección de la vegetación palustre que poco a poco ha ido creciendo.
Charca para anfibios
Es la especie que más se deja notar, inundando a coro el aire nocturno con sus cantos semejantes al de los autillos. Cuesta encontrarlos entre la hierba, pero una vez que salen al camino resulta sencillo avistar varios.
Sapos parteros comunes
Otra de las tres especies es el erizo. A diferencia del sapo partero, el erizo europeo no ha sido objeto de ningún proyecto para su conservación, aunque las zonas de césped que se están dejando sin segar para favorecer a las aves insectívoras también ayudarán al más lento de nuestros mamíferos, tanto para hallar alimento como para ocultarse entre la hierba alta.
Erizos europeos
Y por último, cómo no, tenía que poner a mis queridos autillos, uno de los protagonistas de este blog. Los censos del año 2009 arrojaron la existencia de dos territorios en el parque, pero desde que se han ido instalando cajas nido destinadas para la especie el número de parejas se ha multiplicado por tres.
Autillos europeos
Como ocurre en la mayor parte de las rapaces, la hembra de autillo es la que incuba mientras el macho se encarga de cazar para ella.
Autillos europeos
Las presas que he podido observar han sido muy variadas, siendo siempre grandes insectos: polillas, grillos, escarabajos, saltamontes, insectos palo, mantis religiosas... pero este año he podido presenciar cómo el macho llegó para cebar a la hembra con una musaraña. ¡La primera vez que les veo con un micromamífero! El testimonio queda recogido en el vídeo.
Autillo europeo con una musaraña sp.
Una vez que los huevos eclosionan y ambos progenitores se unen al aporte de presas, los pollos crecen rápidamente. En la imagen salen cuatro pollos ya bastante avanzados, fotografiados durante una revisión de las cajas nido.
Pollos de autillo en caja-nido
El nido lo abandonan antes de saber volar, trepando por el tronco y dispersándose por las ramas del árbol en que nacieron. Esto unido a que emiten continuamente un chasquido ronco (la voz de contacto de los volantones) hace que sean fácilmente localizables, tanto por sus padres como por mí, jeje.
Volantón de autillo europeo
Y hasta aquí la entrada de hoy. Espero que os haya gustado...