Puede que todavía no hayan llegado las collalbas, las tarabillas norteñas o los alcaudones dorsirrojos, pero la campiña de Santander sigue siendo un lugar muy interesante aún sin sus aves más carismáticas. Varios amigos de la SEO fuimos a esta zona el pasado domingo para dedicarnos a lo que más nos gusta hacer.
Los mosquiteros comunes estuvieron muy tímidos...
Mosquitero común
Las bisbitas pratenses son de lo más abundante por estas fechas. Pronto vendrán las bisbitas arbórea y campestre para darles el relevo.
Bisbita pratense
Se dejaron ver algunos de los poquísimos cuervos del municipio; sólo nidifican tres parejas, y las tres lo hacen en estos acantilados marinos.
Cuervos
El pardillo es sin duda, por su abundancia, el ave representativa de la campiña. Mientras unos construían el nido otros nos deleitaban con su precioso canto.
Hembra de pardillo con material para el nido
Machos de pardillo común
Las garcillas bueyeras son otro habitual por estos lares...
Garcillas bueyeras
En los lejanos islotes rocosos descansaba un solitario cormorán moñudo.
Cormorán moñudo
Zorzales, tarabillas, verderones, chochines, trigueros y currucas cabecinegras fueron otras aves que nos animaron la mañana con sus cantos e idas y venidas.
Zorzal común
Mariposa de los muros
Acabamos en la misma orilla del mar. Aquí, entre las rocas, vimos varios vuelvepiedras, pero los colirrojos tizones fueron los que más se hicieron notar.
Colirrojo tizón
Nos percatamos de diminutos montículos de tierra a lo largo de toda la ruta. Son obra de unas pequeñas avispas que entierran sus huevos junto con una presa.
Nidos de una especie de avispa
Durante el camino de vuelta le dedicamos un rato a la observación de aves marinas. Sólo vimos alcatraces, pero en gran cantidad. Algunos pasaron volando sorprendentemente cerca de la costa a pesar de no hacer viento.
Entre su blancura y el fuerte Sol me quedaron todas las fotos quemadas...
Observando alcatraces
Alcatraz atlántico (subadulto)
La despedida nos la pusieron dos rapaces; en primer lugar un halcón peregrino que pasó volando fugazmente, y luego un grácil cernícalo que tras quedarse "suspendido" en el aire nos deleitó con la captura de un gran abejorro.
Halcón peregrino
Cernícalo vulgar