El 29 de agosto del año pasado se realizó una sesión de anillamiento cuyas protagonistas eran las golondrinas que descansan en los carrizos de la Marisma Blanca. No se anillaron tantas como se esperaban, pero se capturaron algunas otras aves de la zona.
La sesión concluyó con el anillamiento de mosquiteros musicales, carriceros, carboneros, ruiseñores bastardos y golondrinas.
Las redes se situaron en unos claros hechos previamente por el equipo de anillamiento. Los mosquiteros musicales cayeron rápidamente, a diferencia de las golondrinas, que no lo hicieron hasta que el día empezó a ponerse.
Mosquitero musical
Carbonero común
Ruiseñor bastardo
Debido a que el anillamiento empezó tarde, ya que era cuando las golondrinas acudiesen a los dormideros, se tuvo que anillar lo más rápido posible para no tener que acerlo de noche, y menos con los mosquitos que hay en la marisma a esas horas.
Afortunadamente ningún ave se mostró demasiado estresada o incapaz de volar tras el anillamiento, y al liberarlas todas pudieron irse por sus propios medios.
Ruiseñor bastardo
Mosquitero musical
Carricero común
Suelta de un carbonero común
Pero al fin llegaron las golondrinas. Habiendo cientos de ellas esperamos capturar más de las que cogimos (sólamente cinco).
Las golondrinas mostraron más signos de estrés durante el proceso de anillamiento que el resto de aves.
Cuando ya se retiraban las redes, éstas capturaron un simpático murciélago común.
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